Cross-dock, trasvase, carga general, agroindustrial mineral y automotriz son los segmentos que opera esta terminal.
El plan del viernes 26 de abril, último día de la Semana del Contenedor, se concentró en conocer las instalaciones de Ferrocarril y Terminal del Valle de México (Ferrovalle) y su operación ferroviaria e intermodal. Tan solo en 2023 logró el manejo de poco más de un millón de carros ferroviarios operados.
En este punto logístico llega el líquido que utilizan las empresas para fabricar jabones; también arriban miles de automóviles, el insumo que requiere el envasado del aceite o el trigo que fue convertido en pasta, entre muchas otras mercancías.
Francisco Fabila, gerente general de la terminal, anticipó en una plática lo que posteriormente veríamos tanto usuarios, ferrocarriles y algunos representantes de la empresa que buscaron subirse al tren.
“Este es el punto de intercambio a nivel nacional de los ferrocarriles, se llama Lechería, es la interconexión entre el norte y sur sureste del país. Hoy quieres venir de Puebla, Veracruz o Coatzacoalcos para llegar al norte tienes que pasar por nuestro punto estratégico, diariamente entre 20 y 25 trenes intercambiamos en esa zona. Al norte conectamos con CPKC y la ruta del Pacífico con Ferromex. Al sur, llegamos al aeropuerto Felipe Ángeles, a la estación Teotihuacán y conectamos al sur CPKC por Jalapa o con Ferrosur por Orizaba para conectar Coatzacoalcos”, dijo.
A través de más de 500 kilómetros de vías, en Ferrovalle se operan poco más de 60 trenes diarios en los que viajan diferentes cargas. Carros ferroviarios que se clasifican por gravedad con la ayuda de “la Joroba”, que arma los trenes para las diferentes rutas.
Durante los tres días que duró la Semana del Contenedor se pudo ver y escuchar a través de los ferrocarriles los distintos contenedores que convergen en esta terminal.
En el auditorio de Ferrovalle los asistentes escucharon atentos la exposición de Fabila, que con gran entusiasmo detallaba las operaciones que cada día realizan en esta terminal en cross-dock, trasvase, carga general, agroindustrial mineral y automotriz.
Tras poco más de una hora y ya con nuestro equipo de seguridad (chaleco, lentes y casco), nos dirigimos al C4 de la terminal. Sí, para este tipo de trabajos se requiere un gran sistema de seguridad.
El recorrido comenzó en la Joroba, esa instalación única en Latinoamérica que logra la clasificación por gravedad de mil 200 carros al día. Al llegar al lugar, un fuerte ruido nos hacía voltear a donde se encuentran las vías y los contenedores, es el ruido del freno que provoca que cada uno de ellos tome una velocidad de hasta seis kilómetros por hora para cuidar la carga y unidad. Así se cumple el ciclo de llegada, clasificar y despacho.
Posteriormente nos dirigimos a los patios de carga general, intermodal, de vacíos y desaduanizados a bordo de autobuses que tomaron la vía interna y con la que pasamos del Estado de México a Ciudad de México en solo 12 minutos.
La última parada, la que más entusiasmó a los asistentes, fue en el Recinto Especializado en donde se realiza la revisión de mercancías de comercio exterior, cerca 100 contenedores son examinados para realizar la carga y descarga de la misma. Aquí pudimos ver cómo mueven los contenedores con las grúas especializadas. Cada uno de los asistentes tomó su celular y grabó el movimiento.
Ferrovalle opera carga doméstica, marítima y cross-border, así como se realiza la última milla a través del autotransporte. Desde los corredores Mexicali, Veracruz, Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Piedras Negras y Ciudad Juárez.
La terminal es actualmente el único ferrocarril de línea corta que conecta con todos los Clase 1 del país: Ferrosur, Ferromex y Canadian Pacific Kansas City (CPKC), quienes también son sus accionistas junto a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
Fuente – T21